viernes, 25 de abril de 2014

Capítulo 43. Todo en la vida pasa factura (1º parte)



Trás el bautizo del pequeño Diego II, las Casa Reales e Imperiales parecian haber congeniado bastante. La relación entre ellas había pasado de buena a excelente. Tenia sus rocecillos como todos los lideres del mundo, pero se tenían mucho aprecio entre ellos, tanto que de vez en cuando y cuando las agendas lo permitían , intentaban quedar y pasar agradables momentos juntos.









Como aquel día en la feria, un día que se pasaron juntos las damas de la familia Di Napoli con Sus Majestades, Doña Nicoletta I y Don Scott.







Pero el tiempo pasaba, y en el Imperio del Mal habían estado pasando cosas que pasaban desapercibidas ante los ojos de la familia, ya que se habían dedicado a estrechar lazos con el resto de casa Reales e Imperiales del reino.


Habían estado llegando documentos a la casa de los Di Napoli que se apilaban en la mesa de despacho de Adriano, el pueblo sentía que sus lideres habían dejado de preocuparse por ellos, y que esa balanza que siempre decían que había entre el bien y el mal, se estaba decantando mas por el mal, que por mantenerse en ese equilibrio que siempre habían mantenido.

La diversión, las fiestas y las reuniones con miembros de la realeza, habían pasado a ser la prioridad de la familia, y todo ello comenzaba a pasarles factura ahora que las cosas estaban algo mas calmadas.

La familia tenía claro que todo seguía como antes, ¿porque iban a cambiar las cosas? solo se habían tomado unos días, bueno eso le parecían a ellos, en realidad habían sido meses, de tranquilidad y relax, las cosas debían seguir como siempre, por lo menos eso pensaban ellos.

La vuelta a la vida real, no parecía convercerles del todo, pero esos montones de papeles tenían que desaparecer, había que ponerlo todo en orden, de modo que Adriano, quisiera o no tenía que ponerse manos a la obra.

Patricia por su parte, se dedicó a su bebe, y a leer, pasaba largas tardes leyendo en la biblioteca de la familia. Entre biberón y biberón se escapa a esos mundos de fantasía que los libros le ofrecían, no estaba siendo tan facil volver a la vida real como ellos pensaban, era mas divertido y relajado la vida de estos meses atrás que la vida real, donde lo único que tenían eran problemas, problemas y mas problemas.


Mientras que Adriano revisaba su correo electrónico, hubo algo que lo dejo atónito, no era un correo normal, era un correo de esos que hasta a los malos de las historias le dan miedo.


No se podía creer el contenido del mismo, pues era algo horrendo para un hijo. El correo iba a compañado de una foto, nada agradable, pues, aunque no parecía que hubiera víctimas, el estado en que se encontraba aquel vehículo, no alentaba mucho. El correo decía lo siguiente:

Querido Adriano, creias que tu paréntesis en tus obligaciones no tendrían consecuencias, pero eso es un error que cometéis los lideres. Creeis que todo lo teneis controlado, que no puede pasar nada malo. Os creeis con derecho a todo, y no es así!! No sois dioses, ni sois invencibles, solo sois personas con una firma mas fuerte que la de ningún otro miembro del pueblo, pero ya esta. Sois vulnerables y mortales como el resto del mundo, y tambien os equivocais, aunque no reconozcáis vuestros errores. Todo lo que hace en la vida tiene consecuencias. Si has hecho las cosas bien, las consecuencias serán buenas, si las has hecho mal, las consecuencias serán fatales. 

Por desgracia, las consecuencias fatales siempre las pagan lo que no han hecho nada para llegar a ellas, pero es un precio que se debe pagar, por no saber haber mantenido tus obligaciones.

En tu caso, esas malas decisiones no las vas a pagar tu, por desgracia. Las van a pagar aquellas personas a las que tu mas quieres. Y es una pena, porque lo único que hicieron fue traerte al mundo.

Por mucho que lo sienta, las cosas así, ¿como hacerte daño sin matarte? Cargando en tu consciencia para el resto de tu vida, la muerte de tus padres!!

Sin mas me despido, y solo te digo que recibiras noticias mias, tus padres merecían algo mejor que tu!!

En aquel momento a Adriano se le vino el mundo el mundo encima. Corrio hacia el teléfono y marco el número de sus progenitores.

Ring ring ring

Susan: Si digame..
Adriano: Mama!! ¿estais bien??
Susan: Claro que si cariño... jejeje ¿que te pasa? ¿a pasado algo?
Adriano: No mama, no te preocupes, por aquí esta todo bien, solo solo, queria decirte que os quiero mucho!!
Susan: Nosotros también te queremos a ti cariño!! Descansa, pareces cansado, Te quiero mucho!!

Después de hablar con su madre, Adriano penso que aquello había sido una broma de mal gusto, con la rabía de todo lo que había sentido en aquellos momentos se fue al ordenador y borro aquel maldito mensaje.

Después de aquella mala experiencia, Adriano siguió su vida con normalidad. Llamaba a sus padres todos los días, simplemente para decirles que les quería. Aquella experiencia le había servido para darse cuenta de lo mucho que los quería y de lo abandonados que los había tenido.



Un buen día mientras Patricia recogía un poco la biblioteca, recibió una llamada.  Era un número muy largo, y no parecía tener sentido, porque jamás había recibido una llamada con un número así. Le pareció muy extraño, pero finalmente respondió al teléfono...






Patricia: Si digame...
Desconocido: Hola buenos días con la señora Patricia Di Napoli, porfavor...
Patricia: Si soy yo, digame...
Enfermera: Le llamo del hospital. El señor Leonardo y la señora Susan han sufrido un accidente.
Patricia: ¿¡¡COMO!!?



 Enfermera: Siento comunicarle, que el señor Leonardo, entro cadáver en el hospital, y la señora Susan esta muy grave.
Patricia: DIOS MIO!! vamos para allá, gracias por avisar.
Enfermera: De nada. Y de nuevo, lo siento mucho.





Después de colgar el teléfono, Patricia corrió hasta donde estaba su marido....


El pasillo de la casa se le hacía eterno, cuanto mas corría, mas largo le parecía...

Al llegar al gimnasio donde se encontraba su marido...


Adriano: Cariño... ¿que te pasa??
Patricia: Tenemos que hablar mi vida...

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